Como resultado el debate legislativo quedó suspendido y el texto se considera aprobado, salvo que los diputados aprueben una moción de censura contra el gobierno, que sería debatida a inicios de la próxima semana.
Si alguna de las dos mociones presentadas fuese adoptada, caería el Gobierno de la primera ministra Élisabeth Borne, pero no Emmanuel Macron, quien llegó a amenazar con disolver la Asamblea elegida en junio en caso de un revés para su reforma.
La moción presentada por LIOT y firmada por legisladores de la coalición de izquierdas Nueva Unión Popular Ecologista y Social (Nupes) podría recabar más apoyos que la de la extrema derecha, aislada políticamente. En todo caso, el partido de Le Pen anunció que votará ambas.
Sin embargo, seguirían faltando unos treinta votos para alcanzar los 287 diputados necesarios para que la iniciativa salga adelante, algo complicado ante la posición del conservador Los Republicanos (LR).
El jefe de este partido opositor, Éric Ciotti, anunció que no votarán una moción de censura contra un gobierno con el que negociaron la reforma, pero su formación está dividida al respecto.
Los diputados favorables a la moción de censura buscan así presionar a la «veintena» de miembros de LR que se negaban a aprobar la reforma, que llevaron al Ejecutivo a adoptarla por decreto.
Según los sondeos, dos de cada tres franceses se oponen al retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y al adelanto a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años (y no 42 como ahora) para cobrar una pensión completa.